sábado, 27 de marzo de 2010

Cita...

"De donde vengo decimos que el ritmo es el alma de la vida, porque el universo entero gira en torno a él, y cuando nos salimos del ritmo, es que estamos en problemas."
Babatunde Olatunji

lunes, 22 de marzo de 2010

Cuando lo único que queda por hacer es contemplar.

Tear

Hace no mucho tiempo para ustedes, hace más de una vida para Ella, supo que lo mejor era no hablar más de lo necesario y comenzó a escribir.. Es por eso que siempre su voz adopta la forma de la tinta rasgando el papel y no las ridículas entonaciones que sus labios pronuncian.
Por alguna o varias razones que jamás entenderá ni le interesa descubrir, su mente discrimina a las palabras que no tengan el aroma de una buena tinta e ignora por completo a las que no dejan-tienen huellas en el alma ni nacen del corazón.
Todas aquellas frases socialmente empleadas en estos superficiales días (3 letras, pareja de la vaca; no -----, relativo a la succión de las glándulas mamarias) y el resto de las vulgaridades ahora aceptadas que en algún momento de la historia llegaron a ofender a los dioses, no hacen más que disfrazar las maravillas de la vida y convertirlas en vanalidades para desencadenar el odio que con ímpetu corroe en su frágil cuerpecillo, el odio que es contrarrestado por la inmensa bondad de su ingenuidad.
Ella pensaba/piensa-sentía/siente-creía/cree que en medio de tanta libertad es tan solo una esclava más del sincretismo de la humanidad, un peón que intenta cruzar el tablero para convertirse en reina cuando torres, caballos y alfiles están al acecho. Y de la nada, espontanea y fervientemente de un segundo a otro todo cambió y el mundo que creyó conocer sucumbió ante Él.
No solo sus escritos conocieron a profundidad el infinito sino que su propia voz dejó de odiar para concebir al lenguaje del amor. No era el habla propiedad exclusiva de sus labios pues su cuerpo también gritaba al unísono de cada célula exclamando "Te Amo". Ella se encontró inmersa en un cuento parecido al de Cenicienta pero una vez perdida la zapatilla El príncipe nunca la buscó; aparentemente no valía la pena inspeccionar al reino entero cuando con unos ojos verdes y un cuerpo cincelado de atleta se puede conseguir a cualquier doncella.
Hace no muchos cúmulos de 365 días, hace más de cuantos minutos quepan en la eternidad de su existencia, supo que escribnir tampoco era sabio y se quedó a la deriva en el océano del dolor. Un príncipe que despreció su amor, ignoró su rostro y pulverizó sus cartas, su voz, hizo posible que la milenaria bestia dormida en ella despertara forzando a su timidez a encacillarla en un laberinto de pensamientos que la mantienen alejada del mundo y de la realidad para no lastimar a los demás.
En ese mundo donde Ella no puede ni quiere hablar, mucho menos escribir para no crear pánico, sólo basta esperar. Esperanza es lo que sobra, el caballero que se atreva a desenfundar la espada de confianza, penetrar el escudo de esquizofrenia y derrotar todos los temores de Ella es lo único que falta.
Las posibilidades de que exista alguno son remotas, casi nulas, y si existe nunca llegará, al menos eso es lo que Ella cree, ¿Pero quién es Ella para saber con certeza y sin error que tal héroe jamás aparecerá?
Desafiando las predicciones de su atormetada conciencia se revela sin advertencia y con firmeza un hombre que sin proponérselo siquiera estremece las fibras de nostalgia en Ella devolviéndole la ilusión de estar enamorada.
¿Pero qué hacer cuando la casi sonrisa de Knight J, su cálida piel canela, el encanto de su voz y el brillo inocente de su mirada son suficientes para liberarla de su condena sin decirle que eso es lo que el destino planeó para él? ¿Cuántas veces más tendrá Ella que gritarle avergonzadas y camuflajeadas pistas desde el balcón de su mirada sin dejar que el recuerdo de Él opaque la vitalidad de Knight J? ¿Por qué entonces pareciera que está a punto de ser sentenciada por traición a los caprichos del corazón?

tears

jueves, 11 de marzo de 2010

Flashback...

Cierras los ojos y parece que fue hace poco cuando bajabas las escaleras de la primaria. Ibas hablando con Alejandra. Le decías que ese labial rojo era demasiado vulgar para una niña (sólo tenía 10 años, pero la naturaleza no se puede negar). Luego, jugando con Carlos y José Juan tus primeros "amores", los que no se olvidan (¿acaso alguno se olvida?)... Y ahora los abres y estás aquí. Frente a este escritorio vacío.
No has hecho nada de lo que querías. Te has quedado aquí, estancada, quieta como un charco que sólo espera secarse. Mientras, ves como los demás se unieron al río...
¿Por qué el tiempo tiene que ser tan relativo? Tan relativo que tortura. Puedes recordar y sentir que fue ayer o hace una semana cuando fuiste feliz, cuando nada importaba... Ya no sé si importa quedar en este estado de permanente contemplación. Creo que he llegado al punto en que el tedio gobierna mi vida... ¿Me habré convertido en un robot más o simplemente soy masoquista?