Ya era muy tarde. De nuevo se veía envuelto de espesa neblina, no podía ver por donde pisaba y la idea de que a cada paso que daba podría significar caer en un abismo inmenso no abandonaba su mente. No se dio cuenta en que momento se perdió ni en que momento se vio rodeado de esa neblina que entorpecía su camino, pero ya que lo pensaba bien no importaba, pues antes de verse en esa situación no sabía a donde se dirigía, así es no sabía hacia donde se dirigía pero al menos podía ver donde pisaba, podía ver su camino...
Ahora se encontraba dando vueltas por las esquinas del brumoso laberinto de la demencia. Sin saber cuando librar los obstáculos ocultos. Perdió la noción del tiempo. Pero seguía caminando. Quizá algún día encontraría la salida, era muy pronto para decir eso, sin embargo tenía esperanzas. Mientras seguiría buscando, dando vueltas por ese maldito laberinto sin paredes. A cada paso que daba solo deseaba encontrarse de frente con la Muerte, la obligaría a darle fin a esa agonía que estaba viviendo.
Y la única pregunta que pasaba por su mente era: ¿Dónde estás?
Y la única respuesta que recibió fue: ...
viernes, 5 de noviembre de 2010
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