Sí, soy un monstruo. Veo mi reflejo y no se parece a ningún otro. Soy yo, soy yo... ¿soy yo? La imagen que se refleja en las superficies, en los espejos, y repite mis movimientos, mis expresiones, así lo dice. La gente también lo dice. Los animales lo sienten.
¿Qué es lo que veo? Ojos profundos de animal herido, que se asusta cuando te acercas y duda: ¿atacar o creer?; dientes dispuestos a morder, jugando o peleando, que pueden causar dolor o placer. Dientes escondidos tras labios, que de lejos, podrían considerarse bellos, pero son muy pequeños y casi nadie los nota. Sólo ven los horribles dientes del monstruo.
Manos grandes como garras, ásperas y toscas, fuertes y frías, que no saben acariciar porque nunca les enseñaron... pero podrían bailar sobre tu cabello si te acercaras a explicar cómo se hace. Si les dieras un poco de tu calor...
El cuerpo es grande, tosco también, la piel es resistente al fuego, al frío y al olvido. Por lo mismo es gruesa, protege al ser que vive dentro, que se esconde ahí y que casi no sale. Le da miedo. La gente mira con desprecio y temor al monstruo en el que habita, a veces lo atacan pensando que no siente o por curiosidad. Por eso se esconde, no quiere que le pase lo mismo. De vez en cuando se deja entrever en una sonrisa (si saben ver), pero hay días en que se desborda por los ojos del monstruo, días en que el hastío es tanto que sólo queda liberarse un poco. Sí, es el día en que los monstruos lloran.
¿Qué es lo que veo? Ojos profundos de animal herido, que se asusta cuando te acercas y duda: ¿atacar o creer?; dientes dispuestos a morder, jugando o peleando, que pueden causar dolor o placer. Dientes escondidos tras labios, que de lejos, podrían considerarse bellos, pero son muy pequeños y casi nadie los nota. Sólo ven los horribles dientes del monstruo.
Manos grandes como garras, ásperas y toscas, fuertes y frías, que no saben acariciar porque nunca les enseñaron... pero podrían bailar sobre tu cabello si te acercaras a explicar cómo se hace. Si les dieras un poco de tu calor...
El cuerpo es grande, tosco también, la piel es resistente al fuego, al frío y al olvido. Por lo mismo es gruesa, protege al ser que vive dentro, que se esconde ahí y que casi no sale. Le da miedo. La gente mira con desprecio y temor al monstruo en el que habita, a veces lo atacan pensando que no siente o por curiosidad. Por eso se esconde, no quiere que le pase lo mismo. De vez en cuando se deja entrever en una sonrisa (si saben ver), pero hay días en que se desborda por los ojos del monstruo, días en que el hastío es tanto que sólo queda liberarse un poco. Sí, es el día en que los monstruos lloran.
Kawaiiiiii... Es tan presioso!!!! Los monstruos tambien son hermosos!! Hermana, te quiero harto!!!!
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